Fan Fiction

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martes, 9 de agosto de 2011

El Amor es Ilusión ...

Aquel sueño le pareció tan real, que al despertar tocó con manos sudorosas el cabellos y los delgados de su hermana, que dormía plácidamente a su lado, dándola la espalda. Adah sintió miedo de Altaïr, le tenía tan cerca que casi creía que iba a morir en aquellos instantes debido al palpitar acelerado de su corazón. Le tuvo por un instante tan cerca, que pudo haberlo tocado y haberse fundido haciendo el amor si hubiese querido ... Él parecía ansioso porque aquello hubiese ocurrido, pero Ella fue quien cerró la puerta a aquella posibilidad. Había pasado demasiado tiempo y quizás aquello la confundiera ... No sabría describir sus sentimientos en aquel momento. Se abrazó a sus piernas, apoyando el pecho sobre sus muslos, recordó que aún le dolía el vientre. Se sentía asqueada de tener aquellos sentimientos lujuriosos después de lo que pasó con Fredrick ... Pero él ya había recibido su castigo. Por alguna desconocida razón, intuía que Altaïr estuvo detrás de su muerte. Tal vez Armand se lo contó sin que se diera cuenta de que le escuchaba ... Antes de marchar, suplicó a Hadasa que le dejará dormir aquella noche con Adah, prometiendo no tocarla de manera impura. A pesar de su oposición, ella cedió, pues ella solo era su concubina y debía acceder a todos sus deseos para conservar sus privilegios. Hacía tiempo que él mismo se negaba a hacerla el amor, desde que empezó a tener aquellas extrañas heridas por todo el cuerpo ...


A pesar de todo, Adah no consideraba a Armand un peligro, pues siempre se mostró respetuoso con Ella, al mismo tiempo que luchaba contra su propio deseo de poseerla. Cuando entró en aquella habitación, el estaba vestido con una camisa larga y sus pantalones de uniforme. Al llegar, pidió su mano. Ella la tendió sin comprender muy bien. Arrodillándose, él la besó con la pasión que pondría sobre sus labios si hubiese podido. Aquello la desconcertó, pero aún así, se dejó hacer. Ella se limitó a acariciar su cabeza lisa. A pesar de sentir un sentimiento mínimo de amor hacía a él, adoraba contemplar sus ojos rasgados y verdosos, y de vez en cuando, perderse por las escasas pecas de su nariz: le resultaba tan exótico ... Exactamente en la misma medida que para él, ella también resultaba. Era exactamente lo opuesto a Altaïr ... Sobretodo, adoraba cuando le hablaba en hebreo con aquella tan extraña ... Como si estuviera haciendo gorgoritos. En comparación, Armand era hermoso y perfecto, pero carecía de aquel magnetismo misterioso que definía a Altaïr ... Pero lo compensaba con su infinita melancolía, que se reflejaba inconscientemente en sus cejas caídas cuando trataba de sonreír. Cuando ella se tumbó en su cama, él se sentó a lado de ella, manteniendo la distancia. Fue Ella quien se le acercó y le obligó a abrazarla. Entonces, pasó algo que Ella no esperaba: lloró desconsolado, como un niño al que hubiesen hecho sufrir durante la infancia.

-¿Por qué lloras?- le preguntó Adah, tomando dulcemente su rostro entre sus manos. Aunque no lo confesase, le gustaba ver a un hombre llorar y mostrar sus sentimientos más escondidos: por eso no le hizo parar, sino confesar.

- No es nada, simplemente ... Eres de esas pocas personas que han mostrado compasión por mí en mucho tiempo ... No sabes la presión que implica el ser el líder de un montón de hombres asustados ...

-Creía que los hombres de valor nunca tenía miedo ...

-El valor es un invento para dar honor a aquellos que han intentado demostrarlo o para los que no tenían opción de hacer otra cosa ...

-Entiendo esa sensación ... No naces fuerte, pero la vida te obligar a serlo, porque en ello recae que sobrevivas a la propia vida ...

-Supongo ... Que será más difícil siendo mujer ...

-Tú debes de saberlo mejor que nadie ... No eres de aquellos que se lo pongan especialmente fácil a cualquier muchacha humilde que trate de sobrevivir ...- comentó con malicia Adah, clavando sus ojos inquisitorios de gato negro sobre un empequeñecido Armand ... Aquella era su oportunidad.- Hubieras sido una mujer igualmente hermosa ...

rmand torció su expresión en un gesto de confusión. Aquello no se lo había esperado. Ella se sentía embriagada por el poder que tenía sobre él ... Era como si aquella serpiente que la asaltó en el desierto, tratando de seducirla, la hubiese envenenado el alma, y en aquel momento, su veneno estuviese haciendo mella en su moral ... Ella comenzó a reír con la cabeza colgando sobre sus hombros, sus cabellos negros cubriendo como cascadas su rostro risueño invadido por una risa diabólica ... Armand la miró como si se encontrase delante de la misma lujuriosa Lilith ... Sus brazos se extendieron con las manos contraídas en una danza que fluía a través de sus dedos tratando de acariciarle. A sus brazos le siguió su cuerpo serpenteante, arrodillada delante de él como si tratara de embrujarle a través del magnetismo que desprendía la yema de sus dedos ... Sus ojos de serpiente le observaban desde la oscuridad de sus cabellos de ébano, como si el Mal estuviera reflejado en ellos ... Armand no podía más que rendirse, tumbándose sobre sus espaldas, intimidado por la extraña posesión erótica que poseía a Adah en aquellos momentos, como si la Luna la hubiera transformado en un ser endemoniado por las tentaciones de la noche ... Como si fuera un súcubo, se montó encima de sus caderas y le envolvió el rostro con sus cabellos ... Su lengua lamió sus labios con lascivia ... Volvió a reincorporarse arqueando la espalda hacia atrás al mismo tiempo que elevaba sus brazos hacia el techo, como si quisiera agarrar algo que estuviese prendido del aire, mientras se dejaba caer sobre sus espaldas ... Al caer, cerró los ojos como si se hubiera sumido en un profundo sueño ...

Con la respiración aún agitada por la excitación, Armand se abalanzó sobre ella, agarrando sus pequeños pechos y lamía su vientre sin ser capaz de contenerse un momento más. Ella, no respondía a sus apasionados besos a lo largo de su cuerpo. Al llegar a su entrepierna y aspirar su perfume femenino y sucio al mismo tiempo, se atrevió a mirarla yacer antes de devorarla como nunca había sentido deseos de hacerlo a otra mujer. Adah notó un cosquilleo delicioso subir por su vientre como un cálido flujo por las venas, pero no se movió. Se dejó hacer. Él, al observar que no obtenía respuesta de ella, fue parando paulatinamente, muy a su pesar. Se incorporó con los labios completamente húmedos, y la volvió a mirar con ese gesto de melancolía que siempre dejaba mostrar su rostro cuando no sabía muy bien que hacer. Ella solo se limitó a decir:

-Sigo pensando que hubieras sido una mujer muy hermosa: tus ojos son femeninos y tristes como los de una princesa encerrada en su torreón, fantaseando con ser amada y acariciada en el vientre ...

-Entonces, ¿cómo tú? ...

-Me gusta la manera en que me amas con tus labios ... Eres muy dulce, pero a la vez áspero ... Como la lengua de un gato ...

-Tal vez sea por la barba ...- bromeó el Templario- ¿Quieres que continúe ...?

-Tal vez sea mejor no repetirlo: no sería lo mismo.

-¿Por qué?- le preguntó apasionado, besando la palma de su mano, tendida muerta sobre la almohada.

-Nunca se puede repetir la pasión con que se hacen las cosas la primera vez ... La inocencia que produzca la incertidumbre del qué pasará ... No sería lo mismo: solo quiero conservar este momento tal y como quedó cuando paraste.

-Adah ... ¿Crees que sería capaz de hacerte feliz?

-Ya lo has hecho ... Porque hubieras sido una mujer muy hermosa, con esos ojos ... Me has querido como te hubieras querido a tí mismo siendo mujer ... Algo que no habías hecho hasta ahora.

-Me refiero a que ... Para mí sería un honor y un privilegio ... Si pudieras convertirte en mi esposa.

A Adah le dio un vuelco el corazón y se reincorporó, dándole la espalda a Armand y siento como le dolía el pecho. Aquella proposición le había hecho daño, de la misma manera que le podría haber apuñalado con su espada para matarla. Ella se giró lentamente y con una sonrisa añadió:

-No puede ser.

Armand avanzó por la cama y trató de tomarla con sus manos su rostro, pero Ella se levantó y miró por la ventana, directamente al cielo estrellado y suspiró. Él la contempló, a punto de llorar.

-No llores. Sabes que no sería como crees que pude ser ...

-¿Por qué juegas conmigo?

-Eres tú el que juegas con tus sentimientos: tú eres el que te ilusionas, el que cree que puede poseer mi corazón de la misma manera que puede poseer mi cuerpo ... Pero, te contaré un secreto: mi corazón no puede pertenecer a nadie, solo compartirlo por un instante, pero el resto del tiempo, me pertenece a mí y nadie más ... Ni siquiera Dios tiene ese privilegio, a pesar de mi admiración por Él.

-Hablas porque no quieres herirte emocionalmente, pero en el fondo deseas entregarte ...

-Deseo conocer el amor físico que me pueden entregar, porque el amor es una ilusión ... No es más real que tus besos en mi vientre. Pero el amor es algo fragmentario: mis ojos, mi boca, mis pechos, mi entrepierna configuran ese deseo que llamas amor ... Pero en realidad, solo amas a la hermosa mujer que hubieras sido ...

-¡Deja de tratarme como una mujer!

-¿Acaso te ofende? Entonces, diré que eres un hombre muy hermoso ... Ahora, si me permitís, me tumbaré y dormiré plácidamente ... Si sentís el deseo de amarme, podéis acariciarme la nuca y besarme la espalda ... Así es de la única manera que debéis poseerme ... Todo depende de vos, si esa es la manera en la que os puedo hacer feliz después de ofenderos; sé que vos también me haréis feliz de esa manera.

Tomó sitio en su cama y se tumbó de lado, cerrando los ojos fuertemente, como si deseara dormirse en aquel preciso instante ... Armand la contempló, y casi la prefirió callada, tímido, como había sido hasta aquella misma noche ... La ausencia de la verdadera Adah hacía que la amase aún más ... Pero al mismo tiempo, la deseaba menos. Era como una Virgen inalcanzable, a la que había que rendirla devoción y honores, pero a la que no se la podía poseer. Prefirió amarla en su silencio y a través de la contemplación ... Por primera vez en varias noches, durmió sumido en una paz que no había sentido en mucho tiempo ...


Mientras, Altaïr reflexionaba sobre las últimas palabras que había dicho la Bruja ...

¿Quienes son "Los que vinieron antes"?¿Qué le llevó hasta aquí?¿Qué les echó de aquí?¿Qué son estos artefactos? ¿Mensajes en una botella?¿Herramientas dejadas para ayudarnos y guiarnos?¿O luchamos entre nosotros para poseerlos en vez de rechazarlos, dándoles un propósito y significado divino a unos simples juguetes de los que se han deshecho alguien?

Ahmed irrumpió sus meditaciones para informar. Osman era un traidor, pero eso Altaïr ya lo sabía. Entonces, su compañero le preguntó qué iban a hacer. Altaïr retiró la capucha que cubría su cabeza y se pasó ambas manos angustiado, respondiendo:

-Aún no lo sé, Hermano ... Aún no ...