Fan Fiction

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jueves, 28 de enero de 2010

En Busca del Grial ...

Mientras era escoltada por los guardias, algunas gentes de la calle se atrevían a fijar la mirada tímidamente en ella, pero ninguno se prestó a ofrecerle algún tipo de ayuda. Ella lo entendía perfectamente. No era asunto de aquellas gentes los riesgos que había aceptado afrontar …

Levantó la mirada al cielo despejado, sin ninguna nube … La luz del sol era incluso más intensa que la que se colaba por el interior de la celda. Un viento cálido y suave le acariciaba el rostro, haciendo que de vez en cuando, cerrara sus ojos adormecida …

Pero la marcha no paró. No solo la escoltaban dos guardias, sino que había otros dos más delante y atrás de ellos, mientras el hombre de ojos claros los lideraba desde la primera fila. El sonido de las armas es lo único que evitaba que se perdiera dentro del cansancio de su cuerpo y venciera al sueño … A un sueño que temía estar cercano a la muerte.

Pasaron por calles abarrotadas de gente, donde se apartaban temerosas al paso de la guardia. El silencio de aquellas personas le producía un escalofrío que le refrescaba desde la columna vertebral hasta la nuca … Pero, a pesar del calor, aquella sensación no era agradable. Era más bien angustiosa. Al llegar a las puertas de la ciudad, ella echó un último vistazo a la ciudad que hasta hacía poco, había sido su hogar. Lo único que quedaba en aquel lugar era dolor, destrucción y desesperación tras la llegada de los invasores Cristianos …

La subieron a una especie de carromato, hecho de madera. La ayudaron a subir y cerraron las puerta, dejándola de nuevo sumida en la oscuridad. Solo entraba la luz por pequeños huecos entre las tablas de madera que formaban la estructura del carro. Con un vistazo rápido, descubrió un pequeño agujero, lo suficientemente grande como para poder ver con un ojo. Se puso de rodillas y, apoyándose con dos manos en la pared, miró a través del agujero.

No podía ver siquiera ya las murallas de la ciudad, pero sí que pudo divisar los campamentos y asentamientos improvisados que habían realizado los soldados antes del asedio. La imagen que daban era de desilusión, cosa que la chocó bastante … Supuso que tampoco era fácil sobrellevar una victoria y menos, sus consecuencias … Ellos también habrían tenido sus propias bajas. Los soldados caminaban de un lado a otro, entre las tiendas, como muertos vivientes.

Se apartó del agujero y se apoyó sentada contra la pared, mientras el carro se balanceaba cruzando el camino de tierra que se adentraba hacia el desierto … Se quitó el velo oscuro de la cabeza y se secó el sudor de la frente. No tenía miedo a que la vieran sin él porque estaba segura que hasta dentro de un buen rato, no entrarían a ver cómo se encontraba. El calor de a poco, se iba haciendo más intenso y se ponía a entretenerse, inventando juegos mentales para no caer … No caer dormida, tal vez … Solo tenía la esperanza de que no la dejaran morir deshidratada … Preferiría antes que la clavaran un cuchillo en la garganta, que verse descomponerse lentamente a causa de la falta de agua ...

Damasco. Parado en lo alto de la colina, desde su caballo podía contemplar las murallas de la ciudad, mientras gentes de aquí y allá pasaban a su lado. Le dio unas palmaditas al agotado animal, pues habían pasado varios días en el desierto, que en ocasiones parecieron interminables.

-Tranquilo, amigo …-le susurró, agachándose levemente para no levantar demasiadas sospechas a posibles guardias que le estarían acechando- Dentro de poco descansarás en un lugar donde no te faltará ni comida ni sombra …

Emprendió la marcha de nuevo con un trote suave, esquivando a la gente que también estaba bajando la colina para entrar en la ciudad. Se paró enfrente de las puertas, justo donde estaba una especie de establo, compuesto por unas maderas que sujetaba una tela amarillenta que daba sombra a los animales, y un comedero lleno de heno. Ató las riendas del caballo a uno de los palos, situado en uno de los extremos, y se encaminó hacia las masas de gente que salían y entraban a la ciudad, para mezclase y no ser reconocido.

El ambiente se notaba tenso a parte de caluroso …A ello contribuían las voces de hombres, normalmente situados enfrente de templos religiosos, animando a la multitud a prepararse para recibir al enemigo y oponerse ante el mismo, con palabras llenas de odio y violencia. Altaïr ignoró por completo estos detalles. No era de su incumbencia el contenido político de esa panda de charlatanes.

Buscó una escalera y se hizo paso entre los viandantes con sumo sigilo. Subió deprisa y comenzó a saltar de un edificio a otro hasta que encontró la casa de asesinos, donde Rafik estaba enfrascado en la decoración de unos jarrones de barro. A penas percibió la presencia de Altaïr. Éste tuvo que hablar para remarcar su presencia en el lugar.

-¡Oh, Altaïr! ¡Amigo! ¡No me había dado cuenta de que estabas aquí!-saludó en tono bromista Rafik- ¿Qué te trae por aquí?

-Al Mualim me envía a buscar información sobre dónde se encuentra el Santo Grial -respondió directamente Altaïr, sin darse muchos rodeos.

-¡¿El Santo Grial?!- exclamó incrédulo Rafik.

-El mismo … Ya se que suena a chiste, pero Al Mualim está convencido de su existencia … Tanto como los otros que andan detrás de la misma reliquia.

-Sí, algo he escuchado, pero tampoco me he preocupado de prestar demasiada atención a los chismes que va soltando la gente … Vivimos en tiempos de locura y uno nunca sabe cuando alguien está diciendo la verdad …

-Tienes razón, hermano …-asintió con la cabeza Altaïr- Pero necesito información acerca de él …

-No estoy muy seguro, pero conozco a alguien quien podría darte información valiosa … Es un mercader llamado Tamir … Últimamente, se le ha visto en compañía de algunos Cruzados … Debe de tener algún tipo de relación con ellos y puede que averigües algo importante … Todos sabemos que quienes más ansían ese tesoro están relacionados directamente con estos Caballeros Cristianos … Te recomendaría que empezases por ahí.

-Gracias Rafik, cuando tenga algo, te avisaré …-se dio media vuelta, dirigiéndose hacia el patio trasero por donde anteriormente había entrado.

- Ve … Tienes un día duro por delante.-concluyó Rafik, mientras volvía a sus trabajos con los jarrones.