Fan Fiction

...Music ...

jueves, 28 de enero de 2010

Viaje por el Desierto ...

El grupo se movía lento a través del desierto … Con demasiada calma. Aquello le estaba sacando de quicio a Altaïr. Se estaba replanteando abandonarles e ir a su propio ritmo. Pero Fajera le trataba de calmar en cuanto le veía con el ceño fruncido.

-Tranquilo … Llegaremos a Jerusalén a tiempo. - le dijo mientras conducía su carromato.

-Hay muchas cosas en juego como para poder calmarme …

- Sé que estás acostumbrado a ir por tu cuenta … Pero debo recordarte que esta vez fuíste tú mismo el que veniste a mí pidiendo ayuda …

-Lo sé … Pero pensé que esto sería de otra forma …

-Somos un circo … Nunca tenemos prisa ni nos requieren en ningún lugar demasiado pronto … El viaje es una forma de relajarnos, pues en cuanto llegamos a una ciudad, sabemos que en días no podremos descansar como es debido … No solo actuamos, sino preparamos nuevos números y ensayamos hasta el último momento … No puedo pedirles que vayan más deprisa.

-Entiendo … Pero tú también debes entenderme a mí.

-Lo sé … Se que te traes algo importante entre manos y que no debo preguntar al respecto.

Callaron de nuevo y continuaron la marcha a trote suave. Hasta el anochecer, no pararon. Encendieron una fogata, entorno a la cual, todos los carromatos formaron un círculo cerrado. Sacaron cosas para cenar y comieron entre risas y bromas. Fajera miraba curiosa a Altaïr, y comía su propia comida en silencio, observando ensimismado las brasas que saltaban del fuego.

-¿Estás bien?-le tocó el hombro con confianza.

-Sí.-y pegó otro mordisco a la torta.

-Pareces aburrido … ¿Es que nunca has estado con más gente?

-He estado con gente … Pero por lo general, me aburren estas cosas …

-Vaya …-y rió conteniéndose- Eres todo un ermitaño …

-Solo me preocupa mi trabajo … La diversión, es para los débiles …

-¿Por qué piensas eso? ¿Acaso la Hermandad es tan seria?

-Tenemos asuntos más importantes con los que lidiar como para andar con distracciones …

-¿Y qué me dices de la compañía femenina? -le miró de arriba abajo, mordiéndose los labios divertida- Me imagino que con tanto hombre, tendréis algún tipo de necesidad carnal …

Altaïr se giró hacia ella arqueando una ceja.

-Somos humanos, por supuesto … Pero yo de momento no le doy demasiada importancia a esas cosas …

-¿Nunca has estado con una mujer?

-No tengo por contarte nada sobre mi vida personal …

-Así, no haces más que piense cosas extrañas.

-Me da igual lo que pienses o dejes de pensar …-concluyó molesto, echando un trago a la bota que tenía al lado.

-No quería molestarte …-ella se levantó molesta y se unió al grupo, que bebía y cantaba al otro extremo en el que él estaba sentado.

Altaïr los observaba desde la distancia. No era un santo, no solo por los hombres a los que había matado. Pero no era de incumbencia de nadie lo que hubiera hecho. Claro que tenía necesidades, pero no le daba más importancia de la que tenían aquellos encuentros fortuítos. No había ningún vínculo emocional con ellos. Si sentía algo más que mero placer, eso le podría debilitar.

Suspiró hondo y se levantó para dirigirse al carromato a descansar. Al menos, en compañía de esa gente, podría dormir sin tener que preocuparse. A pesar de todo, confiaba en Fajera, ya que anteriormente, había servido a la Hermandad y eso merecía respeto, sobretodo siendo mujer. Se acomodó entre los cojines y cerró los ojos …

Entonces, súbitamente los abrió al poco rato de haberlos cerrado. Fajera estaba a su lado, observándole desde la oscuridad, mientras le acariciaba el pecho con el dedo índice. Se apartó de ella, mirándola con frialdad. Ella sonrió y se acercó aún más.

-No -dijo él en tono serio- No soy como piensas.

-Vamos … Seguro que llevas mucho tiempo sin estar cerca de una mujer … Prometo no pedirte nada a cambio …

Él continuó rechazándola y salió de entre los cojines para salir al exterior. Ella le siguió sin rendirse.

-Altaïr, espera …- el frío del desierto se calaba en sus ropas, ya que la fogata había sido apagada y la única luz que brillaba era la de las estrellas y la media luna que adornaba el cielo azul oscuro.

-No estoy enfadado Fajera … Simplemente molesto por tomarme como si fuera un hombre como los demás … Será mejor que continúe mi viaje solo.

-¿Por qué temes tanto que te toquen? Desde luego, no eres como Rafik …

-No me gusta que me tomen por alguien fácil …

-Tu orgullo te ciega … Baja de una vez a la Tierra y vuelve a ser un humano como los demás- las palabras de Fajera eran duras, pero él parecía no sentirse afectado por ellas.

-Si tú no me consideras un hombre corriente, no es mi problema … Soy un asesino y debes aceptarlo. No tengo ningún interés en establecer una relación contigo más allá de la mera cordialidad, pues me siento agradecido de tu amabilidad al ayudarme … Pero nada más allá.

-Si crees que mis sentimientos hacia ti van más allá de un atracción sexual, estás muy equivocado … Simplemente te ofrecía la oportunidad de pasar un buen rato. No soy ninguna prostituta, ni mucho menos … Pero no podía dejar pasar la oportunidad de intentarlo aunque fuera al menos una vez.

-No me extraña que aquel hombre me desprecie … Sé que no confía en mí debido a tu interés hacia mí.

-¿Alí? No me interesa en lo más absoluto … Sabe como soy y si siente algo por mí, tiene la culpa el solito, ya que nunca le he dado esperanzas … No cambiaré y por eso estoy aquí, en el circo … Soy una mujer libre y creen que soy una simple ramera … Pero si lo fuera, sería esclava de las fantasías de los hombres: y yo solo atiendo a mis propias necesidades.

Altaïr se volteó para mirarla. Badr no quedaba muy lejos de donde se encontraban. Estaba con los demás caballos del grupo. Hacía un poco de viento, que silbaba mientras movía las telas de sus prendas. Ella se acercó aún más y le acarició el rostro. Sus ojos brillaban, pero no desesperados o llorosos: era el brillo de la lujuria.